domingo, 17 de marzo de 2013

Capitulo 22 (82) 3era Temporada


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Dejo de importarme la conferencia, di la vuelta y volví a la oficina, abrí la gaveta del escritorio y tome la mini laptop que guardaba ahí, mientras espera la llegada del teniente trate de indagar un poco en el nombre de “Tom Kaulitz” si así como lo leen ¡Tom Kaulitz! Mi preciado hermanito, ese deseo de saber sobre él me nació de la nada y pase un buen rato leyendo sobre su “...Nueva” Vida, mmm modelo masculino, viviendo en los Ángeles estados unidos, tenía un contrato con una empresa de perfumes por más de ocho millones de dólares. Parecía ser feliz, no hablaba nada de que tuviera novia, pero claro mi hermano jamás conserva una novia, para eso tiene zorras. Las fotos que pintaban su sonrisa me hervían la sangre, el podía ser feliz, no, no el debía estar muerto, debía estar bajo tierra. Una vez no pude matarlo pero volveré, volveré a intentarlo otra vez. No ahora ¿Por qué? Porque quiero vivir una vida pero un día iré por ti hermanito.
Mi dedo deslizaba el mause y muchas fotos mas se abrían, en una de ellas la información era “Tom Kaulitz y su novia” La fotografía tenía dificultades para revelarse, hasta cierto punto mi interés por saber era grande debido a que como dije anteriormente el no es capaz de conservar una novia, sin embargo lucia como misión imposible y me vi distraído prontamente por un golpe en la puerta lo cual me provoca cerrar en un santiamén la laptop. Camine a abrir y Mischa había sido la causante del espanto.


-hola aguapo ¿Nos vamos? –Dijo con una enorme sonrisa, la misma que siempre le caracterizaba-
-hola, por supuesto, solo permíteme llevarle el informe al teniente
-apresúrate –respondió-



Antes de llegar a la oficina me lo encontré y aproveche para entregarlo personalmente. Cuando volví por Mischa con ella estaba Tayler y ¡Vaya! recordé que le dije que iría a su casa ahora. Me acerque un poco apenado para completar el trió Tayler se me quedo viendo con cara de ¿Y?


-heeeem –Emití sin saber que decir-
-iras a mi casa ¿O no? –Dijo-
-haaaa –Volví a emitir y mire a Mischa ella también me dedico otra mirada- Le prometí a ella que la llevaría a casa –excuse-
-no, no, Mischa también puedes venir –agrego- seria agradable que conocieran a Megan, se llevaran muy bien, no pueden negarse Bill ¡Por favor! Yo ya hable con ella y está preparando una cena especial
-¿Quieres ir? –Pregunte a mi bella dama-
-claro, no es cortes dejar a las personas plantadas
Sus palabras me provocar torcer la boca y al fin y al cabo responder con un: Vámonos
-entonces en tu auto Bill –exclamo Tyler-
-no tenias que decirlo –Dije riendo-
-pues debía hacerlo señor, ese BMW debe lucirse mas
-con migo es suficiente… -Respondí-


Jajaja esas risas se dieron en el auto y ni hablar de la cena con la novia de Tyler, era una muchacha, menuda, blanca, de cabello negro y ojos verdes, usaba un vestido de tirantes que le llegaba bajo la rodilla y zapatillas blancas, tenía un carácter Ufff idéntico al de su novio sin duda eran el uno para el otro, vivían en una casa de dos plantas a esquina de calle. Ella había tendido una mesa espectacular y se relaciono a la perfección con Mischa, conmigo fue muy amable. Tenían un gato, ¡Ho si! Era un angora negro con parches blancos, mientras cenábamos y charlábamos el animal se me pasaba entre los pies ronroneando, hubo un instante en el que se me subió a las piernas entonces le presente una mirada de esas que les hago a mis inocentes y el animal me miro, se encrespo, salto y se fue corriendo. Tyler grito “Haaa que maldito gato es un fastidioso animalejo nunca debimos haberlo recogido” Su novia le contesto “Es un animal, siente compasión, Tyler tiene alma igual que tu” Yo baje la cabeza y me metí el tenedor a la boca, después de esa pequeña ocurrencia todo siguió su orden, la cena duro más de lo que esperaba, nos hubiese encantado quedarnos más con ellos pero el trabajo madrugador aguardaba.


-fue un placer conocerlos –Replico Megan-
-lo mismo digo –Dijo Mischa con su sonrisa más encantadora-
-gracias por la cena fue fantástica –exclame- Tyler lamento haber dudado de ti
-hooo descuida, a veces suelo ser muy reservado
-entonces nos vamos, gracias Megan –Concluí-
-de nada Bill, fue un gusto tenerlos aquí -Dijo-


No demoramos mas para subir al vehículo, desde donde Mischa se despidió una vez más moviendo la mano, en el camino me pidió algo que debido a la situación no me parecía buena idea pero había prometido no tratarla como a una niña. Me dijo que la dejara en su apartamento, que esta noche le tocaba desvelo trabajando en unos importante documentos para enviar a Berlín, no me ofrecí a quedarme en el Germany center porque sería una desconcentración y fue lo mejor, así tenía toda la fresca noche para salir a cazar, en realidad ya me estaba desesperando por la sangre. Así que pase a dejarla, nos despedimos con el usual beso y me lance a la oscuridad, había terminado el día, y mis garras estaban más fuertes que nunca, los guantes, cuchillos, y líquido letal en el cofre de herramientas eran una excitación.
¡El lobo va por el cordero! ¿Quién será el cordero del príncipe esta noche? Tal vez ¿Una mujer un hombre?
Conduje casi por una hora hasta llegar a un restaurante, antes de bajar me coloque unos lentes, prepare al encantador Bill y entre. Mire por todos lados pero no había nadie solo, a excepción de una mujer sentada en la mesa de la esquina ¡Supongo que ya tenía mi presa! Con toda la elegancia del mundo me acerque, antes pregunte si podía sentarme, la muchacha no dudo ni un segundo en decir “Si” Me di la tarea de establecer una plática con ella, dijo que se llamaba Josephine y estaba esperando a su novio, eso no me simpatizo en lo más mínimo, me di por vencido. Ella no era mi presa y salí con la idea plateada de ir a otro lugar, sin embargo al empujar la puerta un hombre fornido, de barba y chaqueta de cuero me tiro con el hombro y en lugar de tal vez decir “Lo siento” Dijo otra cosa.


-fíjate al caminar imbécil –Exclamo con su grosa vos de gorila, esa palabras me provocaron crujir los dientes y responder con un leve- ¡Lo siento!
-¿Qué? Púdrete marica
No quise desperdiciar más palabras y camine sonriente al vehículo. ¡Qué suerte! Ya tenía la presa, lo esperaría hasta que saliera.
Los arboles cubrían el estacionamiento, y desde ahí las ventanas se veían perfectamente- Me coloque de mil formas mientras aguardaba; la mano en el mentón, la cara encima del volante, mi espalda bien adherida al asiento incluso me estaba durmiendo, y de no ser por un golpe en la puerta, me habría perdido la noche. Los ojos se me destaparon y mire la ventana, se que suelo sufrir demencia, se que como otros no puedo decir “No estoy loco” pero lo que estaba parado a mi lado izquierda era imposible y aterrador ¡No sé cómo decirlo! Era, era… era Terry cuando la vi me asuste y me moví un poco, estaba colocada ahí con la misma ropa que la conocí, de su boca no salía ni una palabra, apreté los ojos para borrar la ilusión pero no funciono, sí no más bien empeoro, en la otra ventana estaba el psicólogo ¡Althusius! Mirándome de la misma forma. Había llegado el momento donde comprendí de lo que hablaba Christina. Yo no supe qué hacer más que ignorar y observar al frente, quería caer en la verdad, estoy no podía ser real, ellos estaban muertos habían fallecido hace años ¡Yo mate a Althusius e hice que Terry se suicidara!
¡El príncipe no puede evitar matar personas!
Pasaron unos segundos y supuse que ya no estaban, así que vire la cara hacia donde había visto a Terry y no debí haberlo hecho, ella estaba bañada en sangre rebobinando la misma escena de su muerte, cuando medicina legal la llevo y el psicólogo con dos enormes agujeros en los ojos. Me puse las manos en la cara y golpee mi cabeza contra el volante. La voz de esa niña me hizo volverla a levantar.


-se han ido –me grito al odio-
-¿Qué haces aquí? –Pregunte mirándola por retrovisor, en el asiento trasero-
-vine a visarte que debes prepararte para más –murmuro-
-están muertos yo los mate, los mate y lo volvería hacer –dije con los ojos sobre saltados-
- te entiendo –agrego cerca de mi oído otra vez-
Yo estoy para protegerte de los muertos y tú sigue con los vivos. Bill deje de ser tu niña, y comprendo estoy muerta, pero Mischa no es para ti, nadie es para ti, eres mi príncipe ¿Lo olvidas?
-tu tampoco eres real, estas muerta –gruñí nervioso de lo dicho a la chica pelirroja que aun que me negara a creer, para mis ojos era real-
-sí, todos lo estarán un día, y tu hermosa dama, lo estará antes que tú -gimió en forma de susurro a mi oído-
-cállate –demande con los ojos cerrados-
-suerte esta noche -deseo Chris, alejándose entre risas-
Cuando abrí los ojos, ya no la vi. Más vale recalcar que sabía que mi presa se acercaba, el grandulón caminaba de la mano con la misma mujer que quise devorar, al parecer ya estaba apuntada de todas formas en la lista de los inocentes. Les permití subir al auto, mientras les observaba desde el cristal de mi ventana. Los inocentes no tenían planeado moverse ya que comenzaron con besuqueos y esas cosas, entonces decidí aprovechar. Tome el arma, me puse los guantes y baje, les toque la ventana e hice una seña de que la abrieran, el gorila me reconoció porque me mostro su cara más ruda y abrió.


-¿Qué mierdas quieres marica? –volvió a preguntar tan grosero como antes-
-mmm bueno, verán están en lugar público y no pueden follar acá –Solté todo mi atrevimiento-
-¿Qué dijo? –Escandalizo la tipa- Oiga no nos puede hablar así
-ya verá este hijo de puta –Exclamo el hombre y abrió la puerta-


El primer grave erro fue salir, porque mi preciosa arma estaba lista apuntando, cuando el gigante la vio se le bajaron los aires de grandeza y retrocedió, la mujer comenzó a gritar sin embargo no me importo.


-no debiste hablarme así –dije-
-oye ¡Por favor! baja eso –pidió con los ojos bien puestos en ella-
-no debiste hablarme así –Repetí-
-ya lo sé, lo siento
-no hay perdón, da la vuelta
-heeee hombre ¿Qué quieres hacer?
-no puedo estar mucho tiempo aquí, o das la vuelta o me importa una mierda dispararte a la cabeza e irme –grite fuerte apuntándole tan asertivamente-


El tipo se dio la vuelta, entonces fingí que le pondría las esposas pero no fue así, lo que realmente le puse fue el cloroformo en la cara, lo paralizo en segundos y cayó al suelo. La “Señorita” aun seguía gritando y no quiero lucir como un machista pero es en extremo difícil encontrar una mujer que tenga más fuerza que un hombre y déjenme informales que esta no era una de ellas. ¡Soy un hombre malo pero tengo algún lado bueno! No me quedo otra opción que amenazarla con la pistola para que cerrara de una buena vez la boca, lo cual dio resultado, entonces corrió con la misma suerte de su novio, a ella la cargue y metí en la cajuela, al tipo lo arrastre, porque evidentemente era más grande que yo. Regrese a cerrar su auto y volví al BMW.


El hombre malo, decía a los seis años, a los ocho me sentaba bajo el sol con una lupa a quemar hormigas hasta que mamá llegaba y me mandaba a mi cuarto, a los diez me preguntaba ¿Si un niño era capaz de odiar? Porque yo si era y detestaba a mi hermano, a los doce atrapaba ratas en el sótano y les metía agujas por todo el cuerpo, a los dieciocho ya tenía una banda, no era tan famosa y tampoco era feliz, a los veintiuno el niño por fin cometió su primer asesinato, a los veintidós era buscado por la INTERPOLL y a los veinticinco aquí estoy, disfrazado de policía, teniendo amigos, una novia que no merezco y saciando mi instinto psicópata. Soy un asesino por naturaleza. Soy el moustro que esconde un humano.

Lleve a los inocentes hasta el sótano que me correspondía del apartamento, estacione el auto de lado de la puerta y los baje, puse a la mujer sobre un sillón viejo y a su novio sobre la mesa, le enganche bien de las extremidades y permití que reaccionara, siempre les doy el gusto de pronunciar sus últimas palabras.


-bien ¿Tienes algo que decir? –Pregunte buscando entre los objetos con filo del lugar-
-iras al infierno, eres un maldito enfermo
-¿Sabes? Hoy llego un psíquico a mi trabajo y le temo pero no hay razón –Le dije mientras limpiaba uno de los cuchillos que Polly había dejado- Así es el infierno ¡No le temo!
-te quemaras mil veces
-si –Dije sonriendo- ¡Tu también!
-¿Por qué lo haces?
-no puedo evitarlo
-mátame pero déjala ir a ella
- imposible, ya me vio –Moví la lengua entre los dientes- Lo lamento
-déjala ir maldito –Grito-
-cállate –Exclame y puse el filo contra su cuello- Yo también tengo una novia y creo que ¿La quiero? –Crují los dientes- Si algo le pasara no se qué haría
-¿Querer? No sabía que los moustos tuvieran sentimientos
-pues tal vez yo descubra eso –Le dije e hice la primera cortada en su pecho el hombre se quejo y apuño los ojos- Es suficiente ¡Hora de morir!


Mmm comencé a formarle cortadas en sus brazos, las heridas eran profundas y para deleitar mi hostilidad deje caer alcohol sobre ellas, el tipo se estremeció, entonces tome su mano izquierda y le abrí las venas ¡Apuño los dedos de los pies! Luego arranque sus dientes ¡Uno por uno! Estaque más el cuchillo en el hombro izquierdo haciéndolo llegar hasta la madera.
Pasaron unos minutos para por fin penetrar mis pulgares en sus orificios oculares y le saque los ojos, esos deliciosos globos rojos que puse a un lado y seguí con el juego. No soy un asesino que deja morir de una vez ¡Claro que no! Soy como un cáncer que hace sufrir mientras está matando, soy asido que derrite hasta espumarlo todo ¡Soy Bill Kaulitz el mejor disfraz para halloween!
Esa noche así como toda la vida no desarrolle compasión para nadie y exactamente lo mismo que hice al sujeto hice a la mujer, a excepción de que mientras le cortaba las venas pude posar mi boca en su delicada mano imitando aquella película de vampiros. Me deshice de los restos del tipo para enterrarlos cerca del rio. A ella. A ella la guardaría en mi refrigerado justo al lado de Cody.
¿Para qué guardo gente en el frízer? No creo comérmela ¿Ho si? Bueno a lo mejor, la carne humana sabe como cualquier otra.


Salí contento después de la limpieza en el sótano, lógicamente cambien mi ropa. Estaba por tomar el ascensor para subir cuando me tope con el conserje, me saludo y me dio una caja. Al principio me pareció extraño pero recordé que era la comida de Apep dije: “Hooo si es la comida de mi mascota” El hombre me conto que había visto la caja moverse y claro que lo había hecho lo que estaba adentro eran ratas. Al comentarle eso el pobre conserje me miro asustado y se fue lo más rápido que pudo. El resto de la madrugada la pase en la ducha.
 

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