jueves, 4 de abril de 2013

Capitulo 25 (85) 3era Temporada


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Que día mas duro fue el de ayer, después de que a Mischa se la llevo la ambulancia, tuve que partir yo hacia el hospital. Pase toda la noche allí, a pesar que no me permitían pasar a verla, no desistí y por suerte me anunciaron que probablemente por la mañana tendría el permiso
No regrese a la central, a pesar de que ya era de día, tampoco tenía intenciones de hacerlo a menos ...que me llamaran. Salí del edificio con la idea de comer algo, pase el enorme jardín de flores azules del hospital y llegue a un pequeño restaurante, mire de derecha a izquierda y la única mesa que estaba sola era una al rincón, tan calmado como el viento me deje caer en la silla, de inmediato une mujer joven quien asertivamente era la mesera apareció con el menú sujetado a su pecho, esta muchacha inspiraba una infinita frescura. Sin embargo preferí ser claro y serio diciendo de una vez por todas que solo quería café. La fresca mesera demoro menos de cinco minutos en llevármelo. Degustaba libremente del café matutino, cuando sonó mi celular ¡Sabia que pasaría! El número registrado era el de Tyler


-¡Buenos días! –Dije pasivamente al emisor-
-hola Bill –Contesto- ¿Sigues en el hospital?
-sí, así es mmm ¿Y qué hay?
-Hoooo bueno lo de siempre, un crimen pasional en un hogar promedio –Dijo sin mucha importancia-
-¡Ho vaya! y ¿Ha dicho Girola algo sobre mí?
-no, la verdad no, incluso me dijo que acompañara a Terrance, él es el detective y alguien tiene que tomar los apuntes
-heee –Medio emití una risita- ¡Lo siento!
-descuida –Replico patéticamente- ya lo he hecho antes ¡Oye! ¿Cómo está Mischa?
-no lo sé –Respondí llevándome la mano al cuello- aunque no es nada extremadamente grave, anoche no me permitieron pasar a verla pero creo que en unas horas ya podre hacerlo
-uffff entonces suerte, le va llevar tiempo olvidar lo que paso ¿Te digo algo? Ayer fue uno de los días más extremos que he vivido en el trabajo sin tomar en cuenta aquellas dos veces que ambos fuimos secuestrados, lo bueno es que no tenemos residuos de trauma o cosas así, creo que eso se aprende en el trabajo, y en el día a día en aquella academia policial.
Al escuchar esas palabras no pude evitar solar una sonrisa penosa y virar los ojos para responder: Claro “La academia policial”
-entonces, saluda a Mischa de mi parte, por cierto si te apareces por aquí me llamas
-tenlo por seguro
-bien héroe, nos vemos luego
-seguro, adiós


Guarde el celular en el bolsillo de la chaqueta y seguí bebiendo mi café, no fue mi imaginación pero juro que escuche la voz de un hombre decir “Bill” Aunque no supe de provino me moví un poco del asiento y mire a mi alrededor con la tasa en la boca, pero no había nadie con plan de hablarme. Termine el café, deje las monedas en la mesa y salí de inmediato, nuevamente me encontraba caminando por el jardín, era tan azul y puro que se me antojo cortar una flor, roce la mano por cada una, otras era más delicada y el solo hacer contacto con los dedos las hacia caer desboronadas, pero me di tiempo para ser un experto en botánica y aproveche a tomar la más grande y sana, sin embargo mi ignorancia de percatarme si la belleza hería lo pase por alto, entonces al presionar mis dedos dos malditas espinas se incrustaron en ellos, me fue imposible esconder el rostro de dolor momentáneo, las grietas en mi piel eran profundas y me rebosaba la sangre. Mi típica reacción fue llevármelos a la boca. Con más cuidado terminar de cortar la flor para seguir el caminando.
El dolor de las cortadas era insoportable así que fui a mi auto por dos banditas, abrí el baúl y el cofre de herramientas, allí estaban, me tape los dedos y volví a cerrar de forma brusca al tirar la tapa, un hombre estaba a mi lado derecho, me impresiono verlo parado tan molesto, ni siquiera lo conocía, pero a juzgar por su bata blanca supongo que era un doctor.


-mmm ¿Si? –Pregunte mirando confundido a ese tipo-
-es tuyo este auto –Dijo molesto-
-si lo abro, es porque es mío –respondí con tono sarcástico-
-escucha este es mi lugar de estacionamiento –Exclamo molesto mientras me apuntaba con el dedo. Creo que el tipo no estaban bien de la cabeza por la forma en la que me hablo-
-oiga no me puede hablar así, este estacionamiento es para pacientes y creo que usted es un doctor ¿No?
-cuando no hay lugar en el parqueo de los trabajadores, debo dejarlo aquí y estas ocupando mi lugar, idiota
-¿Qué? Espere, escuche no se dé que me está hablando pero no lo haga más y menos en ese tono –Le pedí al hombre en el que ya dudaba seriamente que fuera un doctor-
-¿Que no lo haga en que tono? –Dijo burlándose- ¿Qué te diga idiota? Oye te has robado mi lugar. ¿Pero sabes qué? tómalo, es tuyo, puedes quedártelo siempre. Es el lugar del idiota, es tuyo ¡Nos vemos idiota! –Dijo, se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la salida-


No le dije nada mientras se marchaba, pero que me haya llamado idiota me enojo y ya saben que no es bueno enojar al príncipe, además me sangraban los dedos. Volví a abrir el baúl y saque un navaja, me la guarde en el pantalón y me fui por el mismo camino que había tomado el doctor, llevaba la flor en una mano y la otra la mantenía apuñada. Vi que el extraño tipo subió unas gradas, viro en un pasillo, abrió la puerta de un consultorio y entro.
“Fantástico” me dije a mi mismo, observe a los lados para prevenir que no hubiera nadie, toque la puerta del consultorio, la voz desde adentro me dijo “Entre”
Entonces lo hice, lo primero en leer fue su placa sobre el escritorio decía “Dr. Psiquiatra Baldar” el hombre levanto los ojos y grito.


-¿Tu? ¡Vaya! No te atenderé lárgate I-D-I-O-T-A –Exclamo como deletreando la ofensa-
-no quiero que me atienda I-D-I-O-T-A –Le respondí con la misma palabra mientras caminaba a él-
-¡Vete! –Dijo cuando se puso de pie y con los puños cerrados golpeo la mesa-
-está bien –Me detuve, al otro lado del escritorio- Esta bien, me iré pero antes are una cosa….


Cuando el doctor escucho esas palabras y claramente noto la sonrisa nada agradable pintada en mis labios dio un paso atrás, entonces saque la navaja. El hombre se quedo paralizado al ver mis intenciones con el maravilloso artefacto, ya que no reacciono más que una mirada profunda recargada de miedo.


-le dije que se calamara y no quiso, me corte los dedos, salió sangre, me sentía con necesidad de ver más, pero no precisamente la mía, pensé que era el hospital y debía aguantar el impulso y apareció briboneando, entonces soltó la cadena de la bestia ¡La soltó doc! –Le dije llevando la flor un en la mano y la navaja en la otra-


Pude haber esperado que el doctor reaccionara de forma violentan ya que me hablo tan fuerte, pero no hizo nada más que quedarse pegado a la pared mientras parecía estar en un estilo de trance, sin embargo no era nada de eso, era solamente que el miedo que lo dejo paralizado.
¡Lastimosamente para todos los inocentes cuando el príncipe comienza algo es porque lo terminara! Así que sin importarme los nervios de aquel hombre, le corte el cuello con cuidado para que no me salpicara la sangre ¡Mi deleite siempre es el sufrimiento de las victimas! Pero hoy un día en el que no me sentía muy excitado, el médico Baldar tuvo suerte ya que le ofrecí una muerte rápida.
¡La sangre y carne es tan dulce! En especial la sangre, no podía limitarme a lamer el cuchillo como siempre.
-Nos vemos I-D-I-O-T-A – Dije a su cadáver, arranque las cortinas de la pared para tapar el cuerpo, asome la cabeza por la venta y salí. Llegue a la sala de espera tome asiento, me estaba mordiendo los dedos cuando llego una enfermera y dijo que podía pasar a ver a Mischa también me informo que mi dama, estaba mejor, solo tenía golpes que con el tiempo se irían curando. Le agradecí por el dato y entre. Cuando me vio sus labios se estiraron con una ilusión asombrosa.


-hola señorita –Le dije con tal dulzura-
-hola –respondió casi llorando-
-¿Cómo te sientes? –Le pregunte y me agache frente la cama-
-un poco mejor
-te traje esto –agregue y le di la flor causante de mis heridas y a la misma vez también causante de mi temprana excitación y muerte de una persona. Ella me miro, sonrió y la tomo-
-¡Gracias! Es muy hermosa
-como tú
-Bill –Exclamo y se mordió la lengua- Yo, yo no sé como agradecerte por todo esto…. –Decía cuando se vio interrumpida por mi-
-Mischa esto…. –replique-
-no Bill escucha –suplico. Me llamo la atención entonces me calle y le di la pauta para hablar.
-está bien –dije- ¿Sí?
-no sé como agradecerte por todo, desde el primer día que te conocí me has salvado constantemente de mi mala suerte, aunque jamás había sentido la muerte tan cerca como ayer, eres la persona más buena del mundo y yo tengo suerte de tenerte –agrego entre cortada, mientras que los ojos se le llenaban de lagrimas, posaba su mano en mi mejía pero trataba de ocultar el débil sentimiento levantando las cejas y mirando de reojo a otro lado, sin embargo era imposible disimularlo.


Mientras que yo, no pude tener más gesto que bajar la mirada y pensar ¿Cómo ella puede pensar que yo soy un héroe? ¿Cómo puede decir que soy la persona más buena? Me siento un narcotraficante caritativo. Ella nada mas mira lo que mis ojos le dibujan. Sin embargo existe algo que realmente no finjo y es protegerla, salvarla con sinceridad siento el deber desde muy remotamente dentro de mí y estoy consciente que el hecho de aparentar ser humano no espuma el moustro que me habita.
Mi disfraz de halloween permanente es de policía, la actitud cineasta consta en atrapar chicos malos, resolver misteriosos crímenes y hacer cumplir una ley marcada como constitución. Ja, pero no me hace bueno el deber al contrario solo me hace un mejor mentiroso. Y ahora al tener a Mischa en el hospital, después de casi haber sentido la bala traspasar su cráneo logro comprender lo hipócrita que soy ¡Vaya y no solo yo! Todos son de la misma forma, somos hipócritas porque no importando quien sea el del sufrimiento decimos sentirlo cuando realmente las palabras son más fáciles que el viento. Jamás se puede comprender la pena de los otros sin antes haberla experimentado; y hoy un moustro 95% aparentemente insensible lo entiende. Nunca he querido a nadie y lo sé. Para mi ¿Lastima y compasión que es eso? ¡Por favor! Sencillamente es un invento social para manejar mejor el entorno, algunas veces he dicho “Lo siento” aunque mi boca y mí… Mí adentro está más seco que el Sahara, pero en las últimas doce horas he sentido una aflicción extraordinaria que me hizo despertar la semilla de comprensión, no por completo pero es una experiencia única ¡No agradable pero lo es! Y confieso que estoy considerando seriamente decirle que la quiero, porque tal vez lo siento, nunca pensé que fuera así, me atasque en la idea de una seguridad quizás segura “conmigo no le irá bien” y a todas las manipulaciones artificiales de Christina es ridículo que con dos palabras le haya creído a ser muerto ¡Ridículo pero cierto! Porque la veo, la siento parte de mi, su voz provoca que me electrifique y transite por la vereda de su eco siguiendo sus palabras como un reloj hipnotizarte a mi cerebro.
Sin embargo aceptando tantas cosas no puedo dejar de lado una verdad que jamás cambiara y es el maldito deseo por la sangre, por la carne, yo necesito eso para poder vivir. Algunos necesitan aire, agua, amor como lo principal. Pero yo necesito torturar, no puedo evitarlo, el sufrimiento penetrado en el rostro de los inocentes es el beber agua fría luego de una larga caminata, ese mismo sadismo me eufóriza el cuerpo y me lleva a comerme a las victimas ¿Tétrico no? Si alguien de estas personas descubriera mi vida real supongo qué pensarían.
“¿Hey como el chico policía del BMW puede ser un maldito caníbal? Luce tan normal” “Deberíamos matarlo como a los moustros de cuentos fantásticos” “Hooo claro o como a las brujas en el siglo….” “No mejor deberíamos hacerle mismo que hace a sus víctimas” “Ha claro buena idea”
¿Y saben qué? Sería justo pero no ocurrirá.


-Hooo Mischa no es nada –respondí sosteniendo las palabras que casi soltaba mi boca ese bajo e inseguro “Lo hago porque te quiero”- eres mi novia y es mi deber hacerlo, no quiero que te ocurra nada. Aunque para serte sincero quien me ayudo demasiado fue el detective Parker
-¿Quién es, él?
-es un estadounidense que llego ayer ¿No lo has visto?
-no, para nada
-bueno, veras, es un detective llamado Terrance Parker y tiene un don especial, de no haber sido por su clarividencia se me hubiera hecho más difícil encontrarte. En verdad le debo una
-¡Le debemos! –corrigió sonriente-
-por supuesto –Conteste y bese tiernamente su frente-
-Bill ¿Te han dicho si podre irme este día? ¡Realmente odio esta cama!
-claro, por la tarde nos podemos ir
-uffff que bueno porque siempre he detestado los hospitales
-te entiendo, pero escucha, esto haremos, primero iremos a la farmacia por una crema para las cicatrices de golpes y luego a… -Estaba a punto de decir “A mi apartamento” de no haberme interrumpido-
-¡A mi apartamento! –Introdujo de inmediato. La mire y suspire- como digas. A tu apartamento
-gracias, es que se hizo un tiradero increíble, ni siquiera pude terminar el informe
-no te preocupes el informe lo terminaría la secretaria del comandante Kendall y recogí tus papeles
-Hay Bill ¿Enserio? –Pregunto con su rostro más apenado-
-sí, los policías tuvieron que ir a tomar datos del lugar donde el maldito te secuestro, y fui con ellos, tomaron lo que necesitaban y se largaron. Después levante los papeles y aquí estoy
-¡Gracias!
-no fue nada –Le dije sonriendo y llego la hora de provocar recuerdos incómodos pero necesarios- Mischa ¡Escucha! Necesito que me cuentes como fue todo, desde el inicio. Perdóname por hacerte recordar ese calvario pero es la segunda vez que te ocurre algo similar y como persona justiciera <<Jajajaja no me hagas reír príncipe>> Y tu novio debo asegurarme que no tengas traumas psicológicos –Exclame tomándole de la mano, y bajo un segundo ella se quedo en silencio, pero acepto relatar el infierno que vivió-
-está bien, pero la verdad ¡Nunca he ex pimentando síntomas de trauma! No siento nada al recordar después de unos días
-perfecto preciosa, pero quiero que me digas de todas formas –Mischa volvió a pensarlo, apretó sus labios y movió la cabeza soltando de su boca una resignada respuesta- lo hare, te voy a contar.

Fue largo su relato, desde el instante que en aquella ocasión el deje en el apartamento, hasta la llegada del rescate, me relato exactamente lo que Terrance ante sus ojos vio, a diferencia que Mischa lo hizo con más detalles.