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¿Perjudicar más? Esa noticia fue fatal, prefería mil veces estar en una cárcel que en el manicomio.
Alterado con des freno comencé a gritarle al juez
...
-no me pueden hacer esto ¡Tu! –Señale a Tom- deberías estar muerto eres un maldito, pero me las pagaras ¡Pronto! ya veras, no importa donde estés un día me las pagaras
-¡Por favor! –Grito el juez- Los médicos o quienes se sea llévenselo ¡Ya!
-¿Cómo se atreven a hacerme cosa semejante? –Dije entre dientes- estúpido detective ¡Usted sabe que yo no mate a Terry! Pero se salió con la suya ¿Verdad? Mainlander también probara de mi venganza ¡Hijo de …
-¡Vete al infierno! –Grito Simone enoja desde el otro extremo de la sala-
-cállate perra –Respondí, ella me hizo perderle todo el respeto sin lugar a duda- No te preocupes para el infierno voy, un día nos volveremos a ver ¡Tu y yo! En el fuego eterno
-¡Ya! ¡Por favor! –Volvió a gritar enfadado el señor Juez-
Muchas personas del lugar me miraron impactados como si estuvieran escuchando al mismo demonio.
Los médicos me tomaron de brazos y me sacaron del allí. Les gritaba mientras la alteración y típica reacción violenta se apoderaba de mi cuerpo. Me llevaban arrastrado prácticamente. Recuerdo que bajo unos segundos las lágrimas estaban a punto de brotarme, sin embargo de la nada una voz llego a mi cabeza ¡Sí! La de Christina
-Perdóname –Dijo ella llorando-
-¿Adónde estas? –Pregunte con la apariencia de un enfermo poseído-¿Por qué me dejaste? ¡Me metiste en esto ven a sacarme perra! –Replique, sin poder sostener tanta furia-
Cada vez que gritaba me resistía aun mas, los galones se hacían el doble de violentos, también recuerdo haberles dados algunas patadas.
Y antes de que me subieran a la camioneta, el publico murmurar frente mis ojos, varias personas sacaban fotos. Fue inevitable no insultarlos. ¡Pero los policías estaban para evitar groserías! Jalaron mi cabeza metiendo a la fuerza.
-ya cállate –Dijo un médico- te aplicaremos un tranquilizante, solo relájate
-¡Puede hacer lo que quiera! –respondí-
Esas fueron las peores horas de mi vida, terminaron inyectaron, lo cual me durmió durante todo el camino. Al despertar me encontraba sobre la camilla blanca de un cuarto ¿Blanco también? Definitivamente esposado a la vida que nadie quiere, pero que a mí me toco ¿Por qué?
Aunque el cuerpo lo sentía más tranquilo me invadía un enorme dolor de cabeza, poco después dos doctores aparecieron y lo primero que hicieron fue quitarme las esposas para llevarme a un extenso consultorio, cuarto donde un hombre también de blanco se inicio con preguntas inquietantes he incomodas sobre mi vida. Después el mismo tipo me dio una ropa blanca para usar. Mmm el panorama se pinto bien por minutos. Hasta que revelo una noticia caía como agua fría bajo el hielo.
-¿Señor Bill Kaulitz? –Dijo el doctor-
-¿Si? –Respondí-
-escúcheme, lo mantendrá en un cuarto a solas por cierto tiempo
-¿Un cuarto a solas? –Pregunte con el ceño fruncido-
-¡Sí! Es por medidas de seguridad –Replico sin dejar de mirarme-
-quiere decir ¿Qué estaré absolutamente solo? Mirando las malditas cuatro paredes todo el puto día –Dije ya molesto otra vez-
-¡Es por seguridad!
-¡A la mierda la seguridad! Vivir aquí será peor que la cárcel –Exclame con la vista en el piso.
De improviso deje mis puños golpear contra la mesa- Estuve cuarenta tres días en una cárcel con barrotes a derecha e izquierda ¿Y dice que aquí será peor? ¡No! –Dije llevándome las manos a la cara- ¡No! –Emití otra vez-
Volví a entrar en la desesperación, con tres pasos me acerque a señor para tomarlo del cuello lo más fuerte posible ¡Quería matarlo!
Estaba transpiraba ira, dolor y angustia.
Sin embargo el hecho no duro lo suficiente debido a unos enfermeros y guardias de seguridad que llegaron salvajemente a tirarme contra el piso, no demoraron mucho para comenzar a propinarme una paliza con las macanas ¡Fue, triste, penoso tal vez doloroso! Quizás luego de cinco minutos me arrastraron hasta el cuarto donde tendría que pasar un largo tiempo.
La boca me sangraba, la nariz también, no podía faltar la línea roja bajando por la frente, me quede en suelo empapado de un enorme escalofrió y ese presentimiento de huesos rotos.
La chapa fue asegurad. Me encerraron como a un perro en una perrera.
Las paredes pintadas de blanco, mi ropa del mismo color ¡Toda mi vida había tenido entendido que era un color puro! ¡Nada que ver conmigo simplemente! Pero el rojo también era parte de mi escenografía ¡Blanco y rojo! Fantástico Jum.
El piso fue amable en acogerme y las paredes en resguardarme, aunque opte por la opción de hincarme para gritar sin sentido ¡Ironía colmada de estupidez! Se podría decir que fingía con ese show. No olvido que jure no llorar nunca por nada, pero si no lo hago siento que me viene vomito real.
La impecables de mis pies es asombrosa, dos blancos dentro de este cuarto, sometido en posición fetal, jamás he me he visto la piel tan blanca adornada con tinte rojo. La dificultad se me presenta de manera brusca e intenta acabar conmigo, pero ahora aquí mismo me atrevo a jurar que asesinare a la mujer de negro patéticamente llamada muerte y seré yo quien la cargué en mis brazos
Mis pensamientos eran un nido de grifo, gigantes como la vía láctea. Estaba casi llorando y no me avergüenzo de decirlo. Sin embargo a medio oír también me percate de otro llanto, una mujer, más bien niña ¿Hace falta decir quién era? ¡No lo creo!
-¿Christina? –Pregunte intentado ponerme en pie-
-¡Perdóname! –introdujo ella. Fácilmente la localice, estaba en la esquina derecha de la puerta
-¿Qué haces aquí? –Dije e hice una breve pausa para volver a preguntar- ¿Se suponía que te habías alejado de mi?
-no, yo nunca me he alejado –replico-
-estuve treinta tres días encerrado en una celda llamándote y nunca llegaste, pase por un juicio chueco, quede a dos palabras de recibir una condena quien sabe de cuantos años ¿Y ahora? Estoy en un “Hospital mental” mira estoy sangrando ¿Te parece poco?
-me insultaste ¿Recuerdas? “Lárgate, vete” Yo solo quería ayudar. Te obedecí para dejarte tranquilo pero noto que fue una mala idea hacerte caso
No pude resistirme a bajar la mirada y dejar mi rostro sin señal de movimiento facial por más de seis segundos, pero rompí el silencio para preguntar
-¿Quieres algo? –Dije muy serio-
-¡Quiero que me veas y te des cuenta que no te deje! –Exclamo Chris- Nada mas hice lo que me pediste ¡Me largue! y resulto ser desastroso, ver todo lo que has pasado ¡Lo lamento!
-¿Te irás nuevamente? –pregunte. Ella soltó una sonrisa y me dijo:-
-ni aunque lo grites, hasta el día que mueras iré, pero contigo
-mmm –emití- ¿Cuál es mi motivación?
-eres como el príncipe que debe liberar una princesa, eres tu el caballero y yo la doncella encerrada en el castillo, esa jaula de broce es la muerte. Cuando te apareces prefiero estar más tiempo hay contigo porque al salir seré libre pero no te tendré. –Explico ella-
-¡Lo ves desde un lado poético! –Dije- La muerte no es poética
-para mí sí, estoy viviendo en el cuento de hadas negro, el más triste, tú no eres el típico príncipe con espada y corcel si no el de un cuchillo con juegos fatales y aun tienes mucho por seguir ¡Soy la viajera a tu lado!
Esa última frase me saco una sonrisa resignada
-¿Pero cómo? ¡Mira! Estoy encerrado –dije-
Sin embargo ella no respondió y se me acerco, me miro a los ojos, yo incline las rodillas un poco para tocar su cabello, Christina sonrió confiada. Jalo mi mano derecha y la presiono fuerte, no tenía idea alguna de ese acto, era inusual.
-de ahora en adelante oficialmente ¡Estamos juntos! –Exclamo, desligando mi mano- ¡Jamás! no importa lo que pase te dejare, porque aunque ya no pertenezca aquí un “Hasta que la muerte nos separe” Nunca dicho prevalece inclusive una eternidad
-¡Hasta que la muerte nos separe! –Dije también y sonreí, la mano me comenzó a arder, como si estuviera quemándose.
-¡Mira tu mano! –Exclamo Chris-
Sin pensarlo dos veces obedecí y note algo nuevo en mi piel. Alguna especie de tatuaje bien pintado, al borde de la mano, entre el dedo pulgar e índice, detallando los números “999”
-¿Qué es esto? –pregunte asombrado mientras inocentemente intentaba borrarlo-
-son números. No intentes bórralo ¡Es imposible! Soy el espíritu 999 sacrificado a través de doce años
-¿Por qué lo hiciste? –Dije un poco molesto- ¿Crees que soy tu ganado? ¿O qué?
-no te enojes ¡Por favor! –Demando ella cubriéndose de tristeza- es una prueba de fidelidad y amor, nada mas una pequeña marca pará que me recuerdes cada momento y sepas que estaré contigo
- ¡Es una marca de amor! ¿Amor?
-si es lo que sienten las personas ¡Pero nunca lo podrás experimentar! ¡Lo siento!
-me sorprende tu forma de darme ánimos ¡Olvídalo! Más bien de ver la realidad
-¡Perdón! –emitió-
- no importa –dije- ¿Te confieso algo?
-por supuesto
- ¡Quiero salir de aquí! Hare todo lo posible para lograrlo y comenzare vida nueva
-¡Desde luego! –Replico ella mientras posaba su mano en la sangre que me bajaba de la nariz-
Me deje caer al piso lentamente, Christina se quedo conmigo.
Llegue a este cuento fantástico arrastrándome con la lengua, pensé que el tiempo podía cambiar o que los planes siniestros del destinos podía virar. Pero descubrí que su trama era otra y ahora solo espero que la continuación este a mi favor.
¡Los ángeles nunca renuncian a sus alas! ¡Yo sí!
¡Adiós reyes y reinas!
GRAN FINAL ,NO? Este solo el comienzo de un nuevo homicida y de una nueva vida, donde la estrella de rock morira y en su lugar el peor asesino de la historia nacera! quieren saber como? ESPEREN LA 2DA TEMPORADA!!
Uy! Ojalá que Bill sea el mejor asesino! Y de paso mate a la posser,no? X3 jejeje,ay! Muero por leer la segunda temporada!!! :D
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